MUESTRAS DE LAS SERIES


                                  

REFLEXIONES DEL AUTOR

La pulcritud de las casas modernas contrasta con aquellas casas de mi infancia que habían sido testigos del paso de varias generaciones y conservaban algunas de las huellas que sus habitantes habían ido dejando, se trataba de casas vividas, con sus arrugas y sus cicatrices, hechas para acoger  a sus moradores y no para ser vistas por los visitantes como si de laboratorios impolutos se tratasen.
La pulcritud de las casas modernas está exenta del reflejo de la vida y no deja margen a la imaginación cuando la vista se pasea por sus estancias, sus muebles o sus muros. Adolecen de elementos donde posar la mirada e imaginar paisajes, caras o escenas bíblicas. El minimalismo se impone y los colores lisos y uniformes decoran los desolados muros, ya ni el gotéele es una opción y de tanto dejar de existir se nos ha olvidado imaginar.
Aún recuerdo los lugares más aptos para la meditación y el sosiego, el dormitorio y especialmente el servicio, en mi casa, en la de mis tíos o en otras en las que las circunstancias me habían llevado, siempre encontraba paredes con desconchones de varias capas de pintura o de humedades, baldosas con dos colores y figuras imposibles, puertas gastadas de los roces con imágenes surrealistas y en este escenario mi imaginación comenzaba a volar, aquí aparecía una cara sonriendo de una chica preciosa y más al fondo una casa de cuento de Blancanieves con la chimenea encendida, alrededor del pomo de la puerta las dunas del desierto y volvía a la cara de la chica preciosa y ya no era capaz de encontrarla, ahora en su lugar veía un señor con sombrero y puro, curiosamente la bella chica me aparecía en las dunas junto al pomo de la puerta. Ratos agradables recorriendo imágenes que mi mente imaginaba y que han tenido que ser sustituidas, lamentablemente, por el periódico o la revista de turno. La pulcritud de los baños modernos no deja paso a la imaginación.
Muchas personas de  mi generación reconocen que padecen el mismo síndrome, que necesitan sentarse en paz e imaginar paisajes que no existen en la realidad pero que su imaginación los  ve, son sus paisajes interiores, su forma de interpretar las formas y los colores que perciben en las nubes, las paredes, las puertas, el suelo y los muebles que los rodean, se sienten reconfortados cuando hacen un paréntesis en su normalmente ajetreada vida y tienen la suerte de encontrar un lugar que les ofrece esta rica variedad de posibilidades.
Al igual que con muchas otras sensaciones perdidas en aras de una tecnología que nos da todo resuelto y que se intentan recuperar a través del yoga, los paseos por el campo o el consumo (terapéutico) de la marihuana, mi vocación por la imagen me ha ido llevando a buscar ese lugar, al que la mayoría no llegan, en el que descubres que lo que estás haciendo es justo lo que querías hacer y además, y esto es lo grande, te identifica y he sido capaz, a través de la fotografía, de recuperar para mí y para quien conmigo quiera compartirlo, los paisajes interiores, perdidos en las casa modernas, para poder disfrutarlos y volver a imaginar la cara de la hermosa joven saliendo de la casa de Blancanieves, acompañada de un señor con puro y sombrero camino de las dunas del desierto.